Friday, July 15, 2011

Nunca nadie murió de amor...

Colgué el teléfono; comenzó a llover, la presión en el pecho creció un poco y decidí salir a caminar, a mojar un poco el cerebro, a no pensar. Las gotas se estrellaban en mi cabeza, en la cara, los brazos, el torso, poco a poco comencé a escurrir como trapo mojado en el lavabo. Suelo salir en situaciones como esta, alguien me dijo que es una forma de evasión a la realidad, que huyo, corro, pero; ¿Qué más puedo hacer? ¿Reventar el celular en el piso? ¿Salir corriendo en su búsqueda? ¿Para qué? Estrellarse al doblar la esquina acaso. Duele, así se supone tiene que ser. Pasara, todo pasa, siempre, todo, escurre, se agolpa y galopa, libre. Seguramente pescare algún resfriado, andaba buscando algo y lo encontré. Quisiera desaparecer la calle y los perros y el ruido, a los carros que pasan y hasta algunas decisiones pero sobre todo las últimas horas. “En ocasiones como esta me sacas el alma del cuerpo” –Fue lo único que atine a decir- Después colgué y miré por la ventana el caer de las gotas. Aventar el teléfono al sillón y abrir la puerta fue lo fácil, andar por subidas y bajadas escurriendo como perro más aun, lo difícil fue tratar de descifrar tus lacónicas frases y no tirarme al suelo como mendigo que busca la migaja de pan. Menos trabajo me costó imaginarme a futuro pero eso me lo quedo para mí. Regresar y aventar la ropa al suelo, andar por la casa desnudo en completa ausencia, temblando (gracias lluvia, tu también me sacas el alma del cuerpo) buscando algo de ropa y entrar a la casa; agua tibia escurriendo, también, ahora, por mi cuerpo, gracias agua (ahora me regresas el alma al cuerpo) Motion Picture Soundtrack sale de las bocinas, nunca antes Thom sonó tan acertado. Ahora un café aparece en mi mente, al diablo con el teléfono. Nunca nadie murió de amor. Ni Romeo y Julieta.

1 comment:

La reynita escribidora. said...

Es bueno que lo sepas. Las certezas conceptuales salvan cuando las emociones galopan. Dice Cervantes en El Quijote algo así como que (disculpa mi poca presición, le presté el libro a mi madre) los amantes nunca mueren de amor; lo pueden decir, pero que sea cierto que se los crea Judas. La venteja de ser ya "adultescentes" es que los laberintos prodigiosos de la vida no se constriñen a días de amoríos, por muy disfrutables quer estos sean.
Abrazo.